En unos pocos días me he enfrentado a varias situaciones que suponían despedida: despedida de una colaboración profesional, despedida de unos amig@s, despedida de unos familiares, despedida...
En todas y cada una de ellas la sensación de desgarro ha sido muy importante. Además, se sumaba la sensación de que siempre se podía haber hecho mejor, que hay cosas que se me han quedado en el tintero y que no he dicho, a pesar de que me hubiera gustado decirlas. Esta sensación se acrecienta hasta el infinito en el caso de un familiar que está muy enfermo y con el que siento que no voy a vover a coincidir nunca más...
Cuando me despedía de esta persona pensaba en que seguramente la próxima vez que la vería sería en una situación mucho más dolorosa y en la que ella sería la protagonista ... luego ahondando en este pensamiento me dí cuenta que nunca sabemos cuando nos despedimos de alguien si ésta va a ser la última vez que veamos a esa persona de la que nos estamos despidiendo o bien por su parte o bien por al nuestra. Es una sesnsación muy inquietante que me produce una gran pena...
Obviamente, no se trata de hacer tragedias cada vez que nos despedimos de alguien pero si sería importante caer en la cuenta de que puede ser nuestra última oportunidad para comentarle aquello que nos gustaría decirle(si es positivo claro).
Yo en este momento no me encuentro especialmente a gusto con mi despedida creo que podía haber sido mucho más cercana y cariñosa (muchas veces el ser prudente es una solemne tontería porque nos cohibe de hacer y decir las cosas que realmente nos pide nuestro corazón hacer y decir).
A modo de despedida quiero rendir mi homenaje a este familiar cuya entereza y voluntad por vivir tiene sorprendidos a la comunidad médica y a toda la familia.
Un beso muy fuerte para tí Ana y para toda la familia que sé que lo está pasando muy mal.
Alicia Alberola.